Comidas saludables para bajar de peso y reducir calorías

Ante la clásica pregunta de cómo bajar calorías debería responderse, comidas saludables para bajar de peso. Plantearse reducir las calorías es normal, sabemos que son parte importante de la ecuación para perder peso, pero no lo son todo.

Vamos a ver qué factores son los que hay que cumplir para lograr bajar de peso de manera eficaz y saludable.

He decidido perder peso, ¿y ahora qué?

La decisión de perder peso es un paso importante, pues querer devolver al cuerpo un peso adecuado, nos regala, sobre todo, salud. Por lo tanto, ¡enhorabuena!: estás más cerca de conseguir más salud, más energía y un estado emocional equilibrado.

Si tu propósito con la pérdida de peso es lograr todos estos beneficios, es recomendable no seguir un camino que nos prometa nuestro objetivo pero que no nos garantice salud. Por esta razón, vamos a evitar seguir dietas milagrosas que prometen perder mucho peso en poco tiempo, a base de cuestionables restricciones de ciertos alimentos, ya que esto, aunque pueda parecer algo temporal, puede provocar estragos en nuestra salud por mucho tiempo.

Perder peso, pero no de cualquier manera

Entonces, ¿Qué debemos hacer si queremos bajar de peso de manera saludable?

1. Olvídate de la palabra dieta. Comidas saludables para bajar de peso.

ya que dieta implica algo temporal, que tiene caducidad en el tiempo, que persigue un fin y una vez obtenido se aparca. En vez de dieta, piensa en que el camino hacia tu objetivo es un cambio de hábitos que, a medida que vayas incorporándolos, irás sumando beneficios a tu salud y restando kilos a tu peso.

2. Deja de mirar las calorías de los productos.

Ellas no son tu mayor enemigo. Cuando queremos perder peso con salud, lo más importante es fijarnos en la calidad de lo que comemos. Porque si nos centramos en las calorías, cometemos el error de no estar prestando atención a algunos ingredientes que nos perjudican. Y es que hay ingredientes que no aportan más que eso, calorías, pero ningún beneficio asociado. Por lo tanto, lo que más nos va a importar es de qué está hecho el producto que compramos, pues si lleva ingredientes superfluos en exceso, no es un alimento que deba formar parte de nuestra alimentación diaria.

3. No te compares y escucha a tu cuerpo.

Nuestro cuerpo nos habla, nos cuenta cosas, nos dice qué necesita y cuando lo necesita. Solo hace falta presarle atención. Una vez logremos sintonizarnos con nuestras verdaderas necesidades, te darás cuenta que cada cuerpo es un mundo y que no tiene por qué irte bien a ti lo que hace otra persona. Ni a la otra persona tiene por qué irle bien lo que haces tú. Por lo tanto, no sigas modas, no quieras hacer lo que hacen otros, solo haz lo que te convenga. Un ejemplo para entender si nos escuchamos es hacernos la pregunta: ¿Tengo hambre siempre que como? A veces la respuesta a esta pregunta es no. Y de ser así es que no nos escuchamos. También el cuerpo es sabio y nos pide: si nos apetece dulce, probablemente no le estemos dando suficiente fruta. Escúchate, ¿qué te dice tu cuerpo?

Entonces, ¿Cuántas calorías necesito para perder peso?

Los profesionales de la nutrición tienen diversas fórmulas para obtener este dato, que en cada persona es diferente, ya que depende de la edad, del sexo, de la actividad física que se realiza…

Pero si de verdad quieres mejorar tu composición corporal, es aconsejable que primero revises todo lo que comes y determines si es todo correcto, ya que en muchas ocasiones, no son las calorías lo que hay que retocar, sino los tipos de alimentos que estamos comiendo.

Repasa tus últimos 3 días, anota en una libreta lo que comiste estos días (si no recuerdas todo, por lo menos lo que comiste ayer, en cualquier momento. Has de contar también las pequeñas ingestas: un trozo de chocolate, una pieza de fruta…). Y veamos si se puede mejorar:

  • En tu día a día debe haber alimentos ricos en hidratos de carbono, dando prioridad a los integrales. Estos son los arroces, quinoa, pasta o patata como alimentos de diario. ¿Los hay?
  • Debe haber entre 2 y 3 piezas de fruta, a poder ser enteras, no en zumo.
  • Verduras, ensaladas u hortalizas: han de ser los platos que abran la comida y la cena. La cantidad a comer debe ser la más grande respecto al resto de alimentos que la acompañen. Es decir, debe ser abundante, ¡son las protagonistas en la mesa!
  • Acompañar tus comidas y cenas con algo de proteína, de las que priorizaremos carnes bajas en grasa (pavo, pollo, conejo…), pescados y legumbres.
  • Para beber: agua.
  • Diariamente podemos incluir lácteos naturales o semidesnatados, y embutidos altos en carne baja en grasa.

Si tu alimentación es correcta, el siguiente paso, y aquí intervienen las calorías, es determinar las medidas, las porciones que te pones en cada comida. Puedes volver a hacerte la pregunta: ¿tengo hambre siempre que como? Y aprovecha para observar cómo lo comes: ¿comes rápido? ¿comes mirando la televisión o el móvil? Prestar atención al plato ayuda a saciarnos antes, por lo tanto, céntrate en comer despacio, y sin distracciones, y verás que te saciarás mucho antes de que acabes el plato.

Poniendo estos trucos en práctica notarás una mejora en tu salud y peso, ¡sin esfuerzo! Y sobre todo, ¡sin contar calorías ni renunciar al placer! Y en caso de necesitarlo, consulta siempre con un nutricionista que pueda asesorarte para seguir este camino que has decidido emprender hacia un estado más saludable. ¡A por tu objetivo!

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