La Dieta Mediterránea es un estilo de vida particular de la cuenca del Mediterráneo, con características que comparten muchos países que rodean este mar. Desde recetas, formas de cocinar y productos típicos, a celebraciones o costumbres. Se caracteriza por ser un patrón de alimentación saludable.
Uno de los puntos fuertes, y más beneficiosos, a destacar de este modo de vida es la calidad de la grasa principal (la que se encuentra en el aceite de oliva, el pescado o los frutos secos), la relación de los nutrientes principales (los cereales y los vegetales como base principal de los platos, y las carnes magras como alimentos complementarios), así como la gran cantidad de vitaminas y minerales por la abundancia de frutas y verduras de temporada, especias, hierbas aromáticas y condimentos.
Decálogo de las pautas de la Dieta Mediterránea
Utilizar el aceite de oliva
Este aceite es rico en vitamina E (antioxidante) y grasas “cardioprotectoras”. Usarlo como principal grasa para aliñar y para cocinar
Consumir principalmente alimentos de origen vegetal
Frutas, verduras y hortalizas, legumbres, frutos secos y setas son la principal fuente de vitaminas y minerales, agua y fibra dietética.
Ingerir diariamente alimentos procedentes de cereales integrales
Como el pan, la pasta o el arroz, que proporcionan energía a lo largo del día por su elevada composición en hidratos de carbono de absorción lenta.
Priorizar los alimentos de temporada
Las frutas y las verduras, principalmente. Éstas estarán en su punto máximo de maduración y en su mejor momento, tanto a nivel nutricional como organoléptico (de sabor, aroma, color, etc.).
Priorizar las carnes magras y consumir con moderación las carnes rojas
Las carnes magras son aquellas con menor contenido en grasas como el cerdo, el pavo o el pollo. De este modo, se evitará tomar en exceso este tipo de grasas, lo que se asocia a perjuicios para la salud.
Consumir lácteos, sobre todo fermentados, a diario
Principalmente yogur y queso que, aparte de vitaminas y minerales, aportarán probióticos (microorganismos capaces de contribuir al equilibrio intestinal) asociados a beneficios para la salud.
Consumir pescado en cantidad y huevos con moderación
El pescado azul contiene grasas saludables (poliinsaturadas), con propiedades parecidas a las de las grasas de origen vegetal. Los huevos contienen proteínas de alta calidad, vitaminas y minerales.
Escoger la fruta como postre habitual
Este grupo de alimentos aporta sabor y color a la dieta y también puede ser una buena elección para la media mañana y la merienda. Los dulces y pasteles deben consumirse de forma ocasional.
Elegir agua en las comidas
El vino debe tomarse con moderación y durante las comidas. Ésta bebida tan mediterránea puede tener beneficios para la salud si se consume con moderación. El agua no aporta calorías y es necesaria para una hidratación adecuada.
Realizar actividad física diariamente
Evitar llevar una vida sedentaria, para conservar una buena salud.
La UNESCO, en el año 2010, reconoció la Dieta Mediterránea como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, lo cual avala las competencias de este patrón alimentario en beneficio de la salud. ¡Degusta sabrosos platos típicos de la Dieta Mediterránea!