RESUMEN
Una adecuada ingesta proteica por parte de la madre es esencial no solo para la producción eficiente de leche, rica en componentes necesarios para el desarrollo inmunológico y neurológico del bebé, sino también para la recuperación y bienestar de ésta.
Asimismo, se subrayan los beneficios protectores que la lactancia materna aporta tanto a las madres como a los bebés lactantes, disminuyendo el riesgo de ciertas enfermedades y afectando al desarrollo de la microbiota intestinal del bebé.
INTRODUCCIÓN
La lactancia materna es una etapa fundamental en el desarrollo y crecimiento de los recién nacidos, ofreciendo numerosos beneficios tanto para el bebé como para la madre. Durante este periodo, los requerimientos nutricionales de la madre se incrementan significativamente, y es importante asegurar una correcta ingesta de alimentos que contengan los nutrientes necesarios para que la calidad de la leche no se vea afectada.[1]
Cumplir con los requerimientos proteicos durante la lactancia juega un papel esencial no solo en la producción de leche materna, sino también en la recuperación postparto y el mantenimiento de la salud general de la madre. Este nutriente es vital para la síntesis de hormonas, enzimas y otros factores inmunológicos presentes en la leche materna, que son clave para el desarrollo inmunológico y físico del lactante.[2]
Por lo tanto, la nutrición adecuada de la madre durante el periodo de lactancia es esencial para asegurar el correcto desarrollo del bebé, al tiempo que promueve una recuperación rápida y eficaz de la madre.1
REQUERIMIENTOS NUTRICIONALES DE LA MADRE LACTANTE
Durante la lactancia, es esencial que la madre mantenga una ingesta nutricional adecuada, no solo para su salud sino también para asegurar la calidad de la leche, que es vital para el desarrollo del bebé. En particular, las proteínas juegan un papel fundamental durante este período. Según las recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría, las necesidades energéticas de las madres lactantes varían dependiendo de su edad, nivel de actividad física, el ritmo de pérdida de peso posparto deseado y la duración de la lactancia. En términos generales, se sugiere que las madres lactantes incrementen su ingesta calórica para soportar la producción de leche. El consumo calórico materno recomendado durante la lactancia es de 2.300-2.500 kilocalorías al día para alimentar a un hijo. Este incremento asume que la lactancia materna es la única fuente de nutrición para el bebé durante los primeros 6 meses de vida. Después de este periodo, y a medida que se introducen alimentos complementarios en la dieta del bebé, las necesidades adicionales de energía de la madre van disminuyendo».2
Proteínas
La leche materna contiene una amplia variedad de proteínas, incluidas las caseínas y las proteínas del suero, que son cruciales para el desarrollo neurológico del bebé y para proporcionar inmunidad.[3]
De acuerdo con las recomendaciones de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) durante los primeros 6 meses de la lactancia, la madre requiere consumir 19 g al día más de proteínas de buena calidad que una mujer no lactante.[4]
Estos requisitos adicionales pueden alcanzarse tomando alimentos ricos en proteínas de buena calidad.2
En este contexto, cabe destacar que la carne contiene proteínas de alta calidad, ya que son ricas en aminoácidos esenciales, los cuales desempeñan un papel fundamental en la síntesis de las proteína de la leche pudiendo aumentar tanto la producción de leche y como la cantidad de proteína de la leche.3
PREVENCION DE ENFERMEDADES[5]
La lactancia materna ofrece beneficios cruciales para la salud tanto del lactante como de la madre, actuando como una barrera protectora contra diversas enfermedades. La evidencia científica subraya que la alimentación exclusiva con leche materna durante los primeros 6 meses de vida contribuye de manera significativa a la salud y bienestar del bebé, proporcionando beneficios que van más allá de la nutrición básica.
Para la madre, se ha visto en diversos estudios que los beneficios de la lactancia materna incluyen una disminución en el riesgo de desarrollar cáncer de mama y ovario, así como una reducción en la incidencia de diabetes tipo 2.. Las recomendaciones actuales sugieren una nutrición materna correcta y una lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida, seguida de la introducción de alimentos complementarios seguros y apropiados, mientras se continúa con la lactancia hasta los 2 años o más, asegurando así el máximo beneficio para la salud materna e infantil.
RELACIÓN ENTRE LA INGESTA PROTEICA Y LA LECHE MATERNA
El contenido de proteínas en la leche materna es variable a lo largo de todo el período de la lactancia y parce estar relacionado tanto con la dieta de la madre como con el medio ambiente.3
Respecto a la relación entre la ingesta proteica de la madre y la leche que produce, algún estudio ha demostrado la existencia de una correlación positiva entre la ingesta de proteínas y la cantidad de proteína total en la leche., sugiriendo que una mayor ingesta proteica en la dieta de la madre puede ayudar a mantener o aumentar los niveles de la proteína en la leche.3
Por otro lado, se ha observado que si la madre no ingiere la cantidad suficiente de proteínas en su dieta la concentración de caseína (proteína necesaria para la absorción de calcio y el fosfato en el intestino del lactante y las funciones inmunomoduladoras) en la leche podría ser insuficiente.2
Sin embargo, pese a estos hallazgos, aún no está claro que la relación entre la dieta materna y el contenido de proteínas en la leche materna sea tan directa y, se cree que también puede depender de factores como la edad, la salud metabólica y la actividad física de la madre. Por lo tanto, aún se requiere investigación adicional sobre este tema debido a que los estudios existentes son escasos.3
MICROBIOTA DEL LACTANTE Y LA INGESTA PROTEICA:
Varios estudios han demostrado que la ingesta y la calidad proteica de la madre afectan en gran medida al desarrollo y el buen funcionamiento de la microbiota intestinal del lactante. Algunas de las proteínas específicas contenidas en la leche materna, como la inmunoglobulina secretora A (sIgA), κ-caseína, osteopontina (OPN), y lactoalbúmina, tienen una correlación directa con la abundancia de ciertas bacterias en la microbiota intestinal de los lactantes. Estas proteínas pueden influir de manera significativa en la composición de la microbiota intestinal temprana, lo que indica que tienen papeles específicos en el desarrollo inmunológico y metabólico del lactante.6
Además, se han identificado relaciones específicas entre las proteínas de la leche materna y ciertos microorganismos. Estas relaciones sugieren que las proteínas de la leche materna pueden promover el crecimiento de microorganismos beneficiosos, que a su vez pueden tener efectos protectores y de apoyo en el sistema inmunológico y la salud intestinal del lactante. Las proteínas de la leche materna no solo nutren al lactante, sino que también influyen en la modulación de su sistema inmunológico y el desarrollo metabólico.[6]
Asimismo, se ha visto que las proteínas de la leche como la OPN y la κ-caseína, están relacionadas con vías metabólicas clave en la vida temprana, incluidas las relacionadas con el metabolismo de aminoácidos, piruvato, ácido propiónico, ácido linoleico… Esto sugiere que estas proteínas de la leche materna podrían tener un impacto significativo en el metabolismo energético y la función inmunológica del lactante.6
La relación entre las proteínas de la leche materna y la microbiota intestinal del lactante es compleja y tiene implicaciones importantes para el desarrollo y la salud del lactante tanto a corto como a largo plazo.3 La leche materna actúa no solo como fuente de nutrición sino también como un modulador del entorno intestinal temprano, lo que destaca la importancia de apoyar la lactancia materna como medio para promover la salud óptima del lactante
CONCLUSIÓN
En la madre lactante es fundamental asegurar una dieta variada y equilibrada con la ingesta correcta de nutrientes y teniendo en cuenta los requerimientos extras tanto de energía como proteínas y micronutrientes que asegure una buena calidad de la leche materna para el correcto desarrollo del lactante. Promover una nutrición óptima en las madres durante el periodo de lactancia es, por lo tanto, clave para asegurar el bienestar y la salud a largo plazo tanto del bebé como de la madre.
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[1] Jouanne M, Oddoux S, Noël A, Voisin-Chiret AS. Nutrient Requirements during Pregnancy and Lactation. Nutrients. 2021; 13(2):692.
[2] Ares Segura S, Arena Ansótegui J, Díaz-Gómez NM. La importancia de la nutrición materna durante la lactancia, ¿necesitan las madres lactantes suplementos nutricionales?. An Pediatr. 2016;84(6):347.e1-347.e7.
[3] Toscano M, De Grandi R, Grossi E, Drago L. Role of the Human Breast Milk-Associated Microbiota on the Newborns’ Immune System: A Mini Review. Front Microbiol. 2017 Oct 25;8:2100.
[4] EFSA Panel on Dietetic Products, Nutrition and Allergies (NDA). (2012). Scientific opinion on dietary reference values for protein. EFSA Journal, 10(2), 2557. Disponible en: https://efsa.onlinelibrary.wiley.com/doi/pdf/10.2903/j.efsa.2012.2557
[5] Pajai S, Gupta S, Pawade A. Benefits of Breastfeeding on Child and Postpartum Psychological Health of the Mother. J South Asian Fed Obstet Gynaecol. 2023.
[6] Boudry G, Charton E, Le Huerou-Luron I, Ferret-Bernard S, Le Gall S, Even S, Blat S. The Relationship Between Breast Milk Components and the Infant Gut Microbiota. Front Nutr. 2021 Mar 22;8:629740. doi: 10.3389/fnut.2021.629740. PMID: 33829032; PMCID: PMC8019723.